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La Fed implementa su primer recorte de tipos de interés desde el azote de la crisis financiera

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La Fed implementa su primer recorte de tipos de interés desde el azote de la crisis financiera

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Nueva York

Tras 3.878 días desde la última vez que la Reserva Federal llevó a cabo su último recorte de tasas, el Comité de Mercado Abierto (FOMC, por sus siglas en inglés) del banco central estadounidense optó el miércoles por implementar una rebaja de 25 puntos básicos sobre el precio del dinero, llevando los tipos federales a un rango de entre el 2% y el 2,25%.

Esta es la quinta vez en los últimos 25 años que el banco central pasa de subir a bajar las tasas y una decisión que el propio presidente de la institución, Jerome Powell, describió como un «ajuste de política a mitad de ciclo» y distinguió claramente de un recorte típico que telegrafíe el «inicio de un largo ciclo» acomodaticio. Retoques que molestaron al mercado y el banco central acompañó con su intención de acabar con el adelgazamiento de su balance a partir del 1 de agosto, dos meses antes de lo previsto.

Una decisión tomada tras dos días de reuniones en Washington que pone fin al segundo periodo más largo desde la década de los 50 en el que la Fed no había optado por abaratar el coste del dinero. «Esta acción respalda la opinión del Comité de que la expansión sostenida de la actividad económica, las fuertes condiciones del mercado laboral y la inflación cerca del objetivo simétrico del 2% son los resultados más probables, pero todavía persisten las incertidumbres sobre estas perspectivas», rezaba el comunicado del FOMC a la hora de justificar la rebaja.

Entre dichas incertidumbres la Fed citó las «implicaciones de los desarrollos globales en el panorama económico, así como unas presiones inflacionarias todavía suaves». Es por ello que, de cara al futuro, la Fed continuará monitoreando los datos económicos entrantes «y actuará según sea apropiado para sostener la expansión», algo que deja la puerta abierta a posibles recortes en los próximos meses pero no al inicio de un ciclo acomodaticio en toda regla.

Después de la decisión del FOMC, el FedWatch de la CME indicó como para la última reunión del año, que culminará el próximo 11 de diciembre, el 37,7% del mercado observa los tipos entre el 1,75% y el 2%, lo que implica al menos un rebaja de tipos más, mientras el 39,6% descuenta al menos dos, que dejarían el precio del dinero entre el 1,50% y el 1,75%.

El presidente de la Fed indicó durante su rueda de prensa posterior que las proyecciones económicas «siguen siendo favorables», aunque reconoció que los avances dentro del mercado laboral «serán más lentos» que hace un año. Powell también explicó cómo él y el resto de funcionarios monitorean en estos momentos los riesgos a la baja y señaló como las tensiones comerciales han regresado «a un punto de ebullición»

No obstante, el descontento en el seno del órgano encargado de dictar la política monetaria del país fue notable, ya que la decisión de rebajar los tipos contó con dos disidentes. De los diez altos funcionarios con derecho a voto, dos halcones, como es el caso de la presidenta de la Fed de Kansas City, Esther George, o su homólogo en la Fed de Boston, Eric Rosengren, se opusieron a esta decisión.

Es importante recordar como en el sistema de rotación del banco central estadounidense, solo cinco de los 12 presidentes de los bancos regionales de la Fed tienen voto en la decisión final, aunque es cierto que todos participan plenamente en los debates de política monetaria.

Este es el primer recorte de tasas desde que el 16 de diciembre de 2008, una Fed liderada todavía por Ben Bernanke, optase por reducir los tipos hasta un mínimo histórico de entre el 0 y el 0,25% como reacción a la crisis financiera que desencadenó la peor recesión desde la Gran Depresión.

Sin embargo, en estos momentos, la coyuntura económica es bien distinta. En el segundo trimestre del año, el PIB de EEUU creció a un ritmo del 2,1% tras haber avanzado un 3,1% entre los meses de enero y marzo. Por su parte, el consumo aumentó un 4,3% mientras que en los últimos tres meses, la mayor economía del mundo ha generado una media de 171.000 empleos mensuales.

Precisamente, a la espera del dato oficial, el sector privado generó en julio 156.000 puestos de trabajo, según la gestora de nóminas ADP. Al mismo tiempo, la tasa de paro se mantiene en el 3,7%, niveles no vistos en casi medio siglo. Las propias proyecciones que cotejaba el banco central estadounidense el pasado junio indican una expansión del 2,1% para el conjunto del año y una tasa de desempleo en el 3,6%.

Pero detrás de esta decisión se esconden otras razones. Entre ellas el debilitamiento de la economía global, motivado no solo por la incertidumbre comercial sino también por otros eventos geopolíticos en el horizonte, como un posible Brexit sin acuerdo. Todo ello hace mella en la actividad manufacturera. De hecho, el PMI de la región de Chicago se ha situado ya en los 44,4 puntos, se peor lectura desde diciembre de 2015.

Tampoco se debe pasar por alto como la inflación continúa siendo tímida. De hecho, esta semana conocimos como el índice de precios sobre el gasto personal (PCE, por sus siglas en inglés), el indicador preferente para la Fed a la hora de medir las presiones inflacionarias, se mantuvo en junio en el 1,4% en su tasa de cabecera y subió al 1,6% en su lectura subyacente.

Ahora parece que Powell y sus chicos se disponen a echar mano de experiencias pasadas, sobre todo en la década de los 90, e implementar rebajas de salvaguarda. En 1995 y 1998, los funcionarios llevaron a cabo tres pequeñas reducciones en un corto periodo de varios meses evitando así que la economía encadenase dos trimestres consecutivos en contracción. Por el contrario, en 2001 y 2007 instigaron recortes mucho más profundos y sostenidos, en este último caso acompañado con un aumento sustancial de su balance, para estimular la actividad económica ante el azote de una recesión.

Aaron Anderson, vicepresidente senior de análisis de Fisher Investments, señaló en un informe que en estos momentos, «la Fed está siendo prácticamente obligada a bajar los tipos por el mercado y, en cierta medida, también por el Presidente Trump». «Básicamente, una bajada de tipos no es necesaria, pero la Fed casi nunca suele decepcionar al mercado cuando las expectativas de un recorte se encuentran tan arraigadas», aclaró.

Según Anderson, el gran mito de esta expansión económica ha sido que los tipos de interés bajos impulsan el crecimiento. «La economía y la bolsa han seguido avanzado a toda máquina a pesar de las medidas de los bancos centrales, no gracias a ellas por lo que es probable que esta situación continúe independientemente de las acciones de la Fed a corto plazo», añadió.

Desde Capital Economics, su economista, Paul Ashworth, destacó como, pese a la decisión de rebajar tipos, la Fed contó con un tono ciertamente más «agresivo» en lugar de «moderado», lo que hace indicar que un próximo recorte se hará esperar por lo menos hasta finales de año.

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