Precios de gas y petróleo disparados, recesión y huida del combustible fósil, las consecuencias de un conflicto militar entre EEUU e Irán

Precios disparados de combustibles como el petróleo y el gas, ataques en las infraestructuras energéticas y financieras y una recesión de la economía global son algunas de las consecuencias más temidas detrás del nuevo conflicto que ha estallado entre EEUU e Irán en el estrecho de Ormuz. Sólo una luz se vislumbra al final de la maraña: un abandono más rápido de la producción energética basada en los combustibles fósiles.

Varios analistas consultados por Bloomberg han analizado las consecuencias inmediatas que supondría el estallido de un auténtico conflicto en el Golfo Pérsico, que ha subido de temperatura desde mediados de junio. 

Estados Unidos e Irán vuelven a enfrentarse en el estrecho de Ormuz, en un desafío entre contrincantes que no están dispuestos a aflojar la cuerda desde su extremo. Después de un misterioso ataque a dos buques petroleros, dos drones derribados y varios petroleros más retenidos de cada bando -los británicos han entrado en acción contra las naves iraníes-, la tensión sigue disparada y es el momento de pensar en las próximas carambolas. 

La amenaza iraní de cerrar el estrecho de Ormuz no se sostiene, a juicio de algunos analistas citados por Bloomberg, debido a que sería precisamente este país el más perjudicado por el movimiento. Otros expertos sí sopesan este escenario, aunque advierten que habría un esfuerzo previo por mantener el estrecho abierto el tiempo suficiente para proteger a los barcos antes de que se produjera cualquier ataque militar. En caso de una guerra abierta, Teherán sí optaría por el cierre de este paso naviero. 

Con respecto a los precios del petróleo, todos los analistas coinciden en que la mayor subida se produciría en los primeros momentos del estallido de los ataques, y el barril de brent podría llegar a alcanzar los 150 dólares. Es el precio máximo que apuntan los expertos, y sólo si el conflicto se tradujera en una guerra que implicara a toda la región.

La principal mercancía que navega en las aguas del estrecho de Ormuz es el gas, y no el petróleo

Una vez la situación se estabilizase dentro de la tensión, o si solo tuvieran lugar algunos ataques a objetivos concretos, el barril podría bajar hasta los 80 dólares de nuevo.

El mayor problema de subida de precios, sin embargo, implicaría al gas natural. Pese a que el estrecho de Ormuz es muy conocido por ser un paso natural para el transporte de petróleo, la principal mercancía que navega en estas aguas es el gas. Los analistas apuestan por que el precio del gas se dispararía el doble que el del petróleo al haber más cantidad dependiente de esta región para ser comercializado y servido en otros países. 

Entre los efectos indirectos de un futuro ataque militar, los expertos citan a países que resultarían más perjudicados por unos motivos u otros. Así, Abu Dhabi entraría en un riesgo mayor puesto que sus instalaciones energéticas se encuentran aglutinadas en un área reducido. Con unos pocos misiles lanzados, las compañías extranjeras evacuarían a sus empleados y se detendría la producción. 

Una guerra en el Golfo Pérsico serviría para acelerar uno de los grandes reclamos del movimiento ecologista: el abandono del uso de los combustibles fósiles

Con respecto a un aumento de los precios de los combustibles, Japón, India y Corea del Sur serían los más dañados por el conflicto. En India, por ejemplo, más del 80% del petróleo consumido procede de Oriente Próximo. Cada 10% de subida en el precio del barril de crudo conlleva el aumento del déficit nacional en el equivalente a un 0,4% de su Producto Interior Bruto. 

La subida de precios, en general, provocaría la entrada en recesión en la economía global, pero también una guerra en el Golfo Pérsico serviría para acelerar uno de los grandes reclamos del movimiento ecologista: el abandono del uso de los combustibles fósiles.